Culminada la rehabilitación, la Casa Natalicia de San Vicente Ferrer se abrió de nuevo al culto el pasado sábado día 12 retomando el horario de Misas habitual: los días laborales y los Sábados y vísperas de fiesta, a las 20 horas, y los domingos y festivos, a las 13 y a las 20 horas. Amén de los Bautizos y primeras comuniones que allí se celebran. Además, el horario de visitas es de 10 a 13 horas y de 17 a 20 horas, de Lunes a Viernes; y los Sábados de 10 a 13.
Independientemente de esta reanudación de la actividad “normal” de la actividad litúrgica Casa, tenemos prevista una celebración más solemne de la que se ha cursado invitación al Sr. Cardenal a través de Vicaría General, que incluye una reintronización de la reliquia de San Vicente, estrenando la réplica del santo Cáliz que el Sr. Arzobispo tuvo a bien regalar a la Comunidad; a la que se invitará también todo “el mundo vicentino”; celebración que tendrá lugar en una fecha que todavía está por determinar, pues son muchas las circunstancias que impiden, de momento, poder concretar más, pero cuyos preparativos ya están iniciados.
Por otra parte, es nuestro deseo que la Casa cumpla una triple función: por una parte, seguir siendo un lugar de culto vicentino, al que converjan todos sus devotos, agrupados en diversas organizaciones; y además poder convertirse en un centro que invite al estudio de la figura del Santo y a la vez sea un foco de divulgación de la personalidad y de la obra del Patrón de la Comunidad Valenciana, tan vinculado a su historia y a su cultura.
La rehabilitación de la Casa
Las obras en el lugar en el que nació en 1350 el patrón de la Comunidad Valenciana son el resultado de un proceso histórico que arranca en 1350 fecha del nacimiento de nuestro Santo y que ha concluido en nuestros días. Muerto San Vicente y desaparecida su familia, uno de los primeros propietarios de la casa natal fue el Gremio de Boneteros, que levantó una capilla u oratorio en honor de San Vicente Ferrer, que era su santo patrón, pasando posteriormente a pertenecer al Convento de Predicadores en 1496 y finalmente en 1573, al Ayuntamiento de Valencia con la condición, puesta por el Provincial de los Dominicos de entonces, de que se mantuviese el culto a San Vicente Ferrer. Ya en el siglo XX, concretamente en 1915, se firma un convenio por el que el Consistorio mantiene la propiedad y cede a la comunidad de Dominicos el culto al Santo, la capellanía y la presencia en la casa.
Toda la obra de rehabilitación del edificio ha corrido a cargo del Ayuntamiento de Valencia y se inició en junio de 2020 tras la petición de la comunidad de Dominicos al propio Ayuntamiento, considerando que el Sexto centenario de la muerte del Santo era una buena efemérides para realizar el proyecto de restauración de su Casa Natalicia afectada por múltiples patologías que se habían ido acumulando a lo largo de setenta años: humedades muy serias, termitas y carcoma, puesto que el edificio actual data de 1950 concluyéndose definitivamente en 1955.
En el proceso de rehabilitación podríamos distinguir varios cuerpos en el edificio; comenzando de abajo arriba señalaremos en primer lugar las obras de saneamiento y eliminación de humedades en la cripta, que es el lugar más antiguo de la casa donde se encuentra el famoso pozo que se ha erigido en santo y seña de denominación del edificio conocido en Valencia como el Pouet de Sant Vicent y a cuya agua se han atribuido toda clase de favores e incluso milagros de quien bebió en el mismo brocal.
En esta zona de la cripta, la más antigua de la Casa -que a mediados del siglo XIV se supone que estaba a nivel de calle- en una sala abovedada contigua se han encontrado unas oquedades, que probablemente hacían la función de respiraderos, y en una de ellas han aparecido unos azulejos, quizá del siglo XV pues en ellos nos encontramos pintados dos tipos de bonetes ya que -como hemos dicho- la casa perteneció a lo largo de casi todo el siglo XV al gremio de Boneteros.Finalmente en la cripta se han realizado tareas de drenaje y se ha dejado al descubierto el panel de la parte posterior del pozo, por estética, por historia -ya que el edificio antes de ser demolido por completo en 1950, sufrió dos reformas: una en el siglo XVII y otra en el XVIII- con el fin de que se puedan apreciar los diversos retoques sufridos y para que la pared desnuda absorba más fácilmente la humedad.
Subiendo de la cripta y entrando en el zaguán que da acceso a la actual planta baja, nos encontremos con un vestíbulo decorado en sus paredes laterales con valiosa azulejería valenciana del Siglo XVIII en la que se representan diversas escenas de la vida de San Vicente y en cuyo frontal se halla la pila y la grifería adonde los fieles se acercan a beber con devoción, decorada con otros azulejos, esta vez del siglo XIX, que representa el bautizo del Santo en su Parroquia de San Esteban. Todo el conjunto ha sido también primorosamente restaurado dotándolo de una magnífica iluminación. Este patio -puesto que durante mucho tiempo estuvo al descubierto, y cuya vieja techumbre ha sido levantada y sustituida por una preciosa galería- es el que da acceso a la llamada Capilla del Nacimiento, que con toda probabilidad era la habitación principal de la casa, situada en el primer piso, justo encima de la cripta actual, y que en tiempos anteriores era el altar mayor de la primitiva iglesia como lo demuestra un antiguo escudo de la ciudad de estilo barroco, que se ha conservado pero que es imposible apreciar desde el exterior. La dicha capilla está rematada por una bóveda de estilo gótico cuya nervatura dorada se ha conservado, y puesto al descubierto, al ser demolida, en esta restauración la otra bóveda que estando situada debajo y siendo más reciente, incomprensiblemente no fue eliminada en las obras de los años cincuenta. Un retablo gótico sirve de marco a un precioso cuadro de Vicente López, que representa el nacimiento de San Vicente, todo ello objeto de restauración e iluminación adecuada.
Y esta capilla del Nacimiento es uno de los accesos a la actual Iglesia de planta octogonal, cuya puerta principal se abre a la Calle del Mar. La Iglesia también ha sido objeto de una recuperación del color genuino de sus arcos de piedra, de la pintura en general, de una iluminación y mejora en su conjunto y de la restauración de las imágenes que se encuentran en ella sobre todo el retablo y la imagen de San Vicente que preside el altar mayor, ambos presa de la carcoma insaciable.
También se ha buscado aumentar la luz natural a través de “los ojos de buey” y de algunas celosías que estaban cegadas.
Si desde la Iglesia dirigimos nuestra mirada hacia la bóveda central, y desde allí en un esfuerzo de imaginación nos asomamos al tejado recayente a la Calle del Mar, hubiéramos descubierto asustados, su mal estado que amenazaba peligro de derrumbe total y que a primera vista no se terminaba de apreciar del todo; lo cual supuso un parón en el ritmo de trabajo y un segundo aumento en el presupuesto ya que prácticamente se ha hecho todo nuevo. Es una de las obras que no se ven y que sin embargo ha sido fundamental y completamente necesaria su reconstrucción total.
Volviendo a la Iglesia, por ella también se accede a la llamada “Sala de Predicación”, puesto que es el lugar destinado a dar a conocer -fuera del ámbito litúrgico- la figura de San Vicente desde todas sus facetas: santo predicador itinerante Dominico, personaje eminente junto al Pontificado en unos momentos muy delicados en la Historia de la Iglesia, hombre de una gran influencia en la política de su tiempo. Desde aquí se quiere profundizar en todas estas facetas. Pues bien, esta Sala también ha sido objeto de una pintura e iluminación totalmente adecuada.